Espeleología
En los cinco meses de existencia, el grupo de Espeleología de la OJE
de Figueras, lleva realizadas más de quince exploraciones a través de
nuestra geografía provincial. Componen el grupo una veintena de jóvenes,
miembros de la Organización Juvenil Española, que semana tras
semana vienen realizando una serie de descensos y penetraciones, cuidadosamente
estudiadas y planificadas.
Dentro del grupo se han creado dos secciones: Topografía y arqueología.
Hemos recibido de los miembros del grupo una carta en la que nos
relatan su última actividad, y que dice lo siguiente:
«Salimos de Figueras en tren, hasta la vecina localidad de Vilajuiga.
Eramos ocho los componentes del grupo.
A partir de aquí, empezamos la marcha, atravesando las montañas
de Vilajuiga y Pau, en medio de un tiempo malo, por la lluvia que caía.
Cuatro horas nos costó llegar al Monasterio de Roda. A pesar de todo
el primer objetivo se había alcanzado.
Tras montar el Campamento y después de la cena, se procedió a
estudiar una vez más el plan y la técnica a emplear en el descenso a realizar
el día siguiente.
A las cinco, de la mañana del domingo, levantamos el campamento
y emprendimos de nuevo la marcha hasta la «Cova del Castell». De nuevo
montamos el campamento de superficie y preparamos el material que
íbamos a. necesitar.
El sondeo que previamente se llevó a cabo, dio una profundidad de
12 metros en sentido vertical, y una vez estudiada topográfica y geológicamente
la abertura procedimos a montar las escaleras para efectuar
el descenso. Una vez abajo se procedió a la recogida de la escalera y de
las luces de carburo. Él ancho de la cueva daba un metro y medio por
dos de altura. El camino parecía hecho por la mano del hombre, pero
tras un estudio minucioso comprobamos que era natural.
La marcha a través del pasadizo duró dos horas, habiendo descubierto
una gran cámara de más de cinco metros de altura, donde las
luces de carburo no llegaban a alcanzar el techo. Después de realizar
un detenido estudio, y de levantar unos planos de la misma, continuamos
la marcha hasta encontrar un nuevo pozo vertical, que tras salvarlo con
alguna dificultad, nos llevó a otra gran cámara desde la que la salida al
exterior nos resultó fácil, encontrándonos cerca de Selva de Mar.
Recogido de nuevo el campamento, emprendimos a pie la marcha
hacia Llansá donde tomamos el tren, que nuevamente nos trajo a Figueras.
La curiosidad que despertamos entre el público a causa de nuestro
equipo y uniformidad, hizo que muchos se Interesaran por nuestras actividades,
haciéndonos infinidad de preguntas, a las que poníamos el colofón
de que sólo se trataba de una pequeña excursión, y que nuestra
ilusión era el estar en contacto con la naturaleza, a la que nos hemos
comprometido admirar y defender...»
Ampurdán. Figueres (1972, 22-03)